Dejando momentáneamente de lado el relato minuto a minuto de la crisis existencial que estoy atravesando (ésa que me dice "para qué carajo te pusiste a estudiar música cuando podría haber sido la mejor abogada del barrio"), les paso el rating de mi madrugada de hoy:
Minovio salió de parranda. Primero asado y luego boliche.
Yo, filtrada, a viernes de una semana olvidable -y sin ganas de depilarme, plancharme el pelo, y probarme todo el placard para igualmente sentirme gorda-, balbuceé casi bradipsíquica un "andá vos nomás"
Pero... ni bien mi príncipe cerró la puerta a sus espaldas, empezó la joda:
- Fui a la verdulería (desde que vivo con él, la verdulera olvidó mi asidua cara, porque, claro, el és carnívorooo)
- Degusté mi brócoli y mi ensalada de cherry con repollo colorado tal como infante yankee en pleno Halloween.
- Y rematé mi guilty pleasure con una banana delicadamente untada con el más puro dulce de leche La Serenísima (hubiese preferido un Ilolay o un San Ignacio, pero sería pedirle demasiado al almacenero de la esquina y a la vida en general)
Me siento un poquito loser, pero bastante, bastante feliz.
ñammmmmm! eso sí es festín amiga!
ResponderBorrarme en-can-ta la nueva onda del blog.
nos estamos leyendo !!!
besotes.