viernes, 11 de junio de 2010

Banana con dulce de leche

Dejando momentáneamente de lado el relato minuto a minuto de la crisis existencial que estoy atravesando (ésa que me dice "para qué carajo te pusiste a estudiar música cuando podría haber sido la mejor abogada del barrio"), les paso el rating de mi madrugada de hoy:


Minovio
salió de parranda. Primero asado y luego boliche.

Yo, filtrada, a viernes de una semana olvidable -y sin ganas de depilarme, plancharme el pelo, y probarme todo el placard para igualmente sentirme gorda-, balbuceé casi bradipsíquica un "andá vos nomás"


Pero... ni bien mi príncipe cerró la puerta a sus espaldas, empezó la joda:

- Fui a la verdulería (desde que vivo con él, la verdulera olvidó mi asidua cara, porque, claro, el és carnívorooo)
- Degusté mi brócoli y mi ensalada de cherry con repollo colorado tal como infante yankee en pleno Halloween.
- Y rematé mi guilty pleasure con una banana delicadamente untada con el más puro dulce de leche La Serenísima (hubiese preferido un Ilolay o un San Ignacio, pero sería pedirle demasiado al almacenero de la esquina y a la vida en general)

Me siento un poquito loser, pero bastante, bastante feliz.

1 comentario:

  1. ñammmmmm! eso sí es festín amiga!
    me en-can-ta la nueva onda del blog.
    nos estamos leyendo !!!
    besotes.

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